sábado, 15 de noviembre de 2008

Gambarella


Tiene una polla enorme, creo que nunca se la había visto, debe ser nueva. Evidentemente me quiere follar con ella. Yo me abro de piernas y me la mete sin piedad, todo está asombrosamente lubricado. En un instante del folleteo miro hacia abajo y veo que entre estrujón y estrujón un líquido amarillo y viscoso como la sangre de los insectos me sale de la vagina a borbotones. Grito. Ella me la saca y observa mi coño con horror. Me mete la mano y me muestra una gamba que ha extraido de ahí abajo y que mueve sus bigotes de forma frenética y me mira con sus ojos opacos. En un momento la cama está llena de gambas que se arrastran penosamente...
Gambarella, me dice, eso es lo que tienes, gambarella.

A veces es un alivio que suene el despertador. Eso es lo que soñé ayer durante la siesta que me tuve que echar tras un atracón de gambas al ajillo que me di. Creo que mis bacterias vaginales se están adueñando de todo mi ser, y ya han llegado hasta mis sueños. Que la virgen me asista!

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