lunes, 1 de septiembre de 2008

Herejía de todo (Oda al enemigo)

ODA AL ENEMIGO (graciasporelboliqueridamujerroja)

I

Como quien llega tarde a una cita de negocios
el Enemigo entra en una sala vacía;
huele a perfume y a camisa almidonada
y tiene en la cara un gesto contrariado.

Es posible que lo supiera antes que nosotrxs
pero llega tarde a nuestro último día.

Ha mirado en el ascensor su cara en el espejo:
es la cara arrugada de un hombre anciano;
no sabía que el tiempo estaba detenido,
esperando por pasos que ya no eran los suyos.

Entonces una crisálida gorda y siniestra
se abre en el vientre de una mujer oscura:
asomamos un ala, damos un bostezo, tenemos el primer orgasmo,
y un líquido viscoso se derrama sobre el mundo
mientras todo va quedando perfectamente lubricado.

Apestamos a sexo,
no tenemos vergüenza ni
la lengua rota por el miedo,
portamos genitales que se montan y desmontan
y la firme voluntad de defraudar toda expectativa,
de demoler todo aquello que esperaban que fuéramos
y que no somos,
y que no somos.

II

Somos la siguiente mutación de la especie
y llevamos en la sangre a San Juan y a Nostradamus,
una perversión como tantas otras
pero fuerte, innegable, llena de Belleza.

Somos la herejía de todo lo anterior
convertida en bocas, anos, manos que se follan.

No nos persiguen con ajos,
estacas ni crucifijos en llamas,
ni nos fríen en hogueras o artilugios eléctricos.

Nos joden desde despachos
donde siempre hay flores frescas
y la lista de nuestros nombres
apilada sobre la mesa.

El Enemigo aprieta, uraño, el relevo entre sus manos,
trata de hacernos creer que tal cosa no existe.
A pesar de todo, las suyas
son armas obsoletas.

Una turba inmensa de fanáticxs
arrodilladxs frente a una piedra
con la forma de un muerto antiguo e inútil;
otrxs tantxs rezándole a la luz
milagrosa de un tubo catódico;
millones de zapatos recorriendo cada día
el trayecto que dispone cualquier convocatoria
del deseo aprendido.

Mientras,
las cucarachas mutantes del sistema
comemos, sin riesgo, todo tipo de insecticida.

Sobreviviremos a sus manos torpes y arrugadas
y a sus intentos de hacernos olvidar quién somos,
y también a sus condenas, sus sucias maniobras,
sus estadísticas, su burocracia agotadora,
sus montañas de papeles archivados
y a sus predicciones metereológicas.

El Enemigo tiembla de frío en una mecedora,
en la copa de un olivo muerto,
en la sala de juegos de un geriátrico,
en su tumba.

Es normal que no quieran mirarnos a la cara,
nuestro rostro les recuerda
que su mundo ya es Historia.

//foto de yamanaka//

4 comentarios:

ITU dijo...

y luego dirás que no haces política..
;-)
muxu

Anónimo dijo...

viva la revolución lúbrika!!!!

k bueno k nos regales un poema tuyo en registro material permanente
t kiero

Anónimo dijo...

Ahora me voy a la ducha para preparar mi encuentro con el Enemigo y, cuando me lo encuentre cara a cara, me acordaré de tu poema y me saldrá la sonrisa. Me sentiré como en posesión de un arma que puedo sacar en cualquier momento de la reunión. Gracias hermosa.

Anónimo dijo...

Gracias mi Diana por brindarnos este poema..maravilloso!!
Estoy lubricada preparada para la guerra!
biquiños