)-: Con el SM no se juega :-(

Y no es un juego de palabras ni retórica ni poética, es sólo eso, que de jugar con las cosas serias nada de nada.

(esta es la tercera vez que reescribo este párrafo, creo que por una vez no sé cómo decirlo)

(supongo que estoy cabreada y cegada por la indignación)

(no, no te pongas tan seria)

Trataré de sintetizar. Acabo de volver de la fiesta de LeLuxure. Creo que he permanecido en aquel recinto bolleril 5 minutos. No he podido soportarlo. Quizás es que soy una ingenua y había creído que estando la mano de una gran Señora de por medio aquello no sería otra fiesta de bollos más, de esas que tanto detesto y a las que no voy desde hace siglos porque ya no como setas. Antes acostumbraba a ir de colocón supremo a los garitos de bollos, a quitarme la ropa, vomitar por encima de los abrigos y ser expulsada finalmente. Me aburría profundamente si no montaba algo de acción.

Pero la mano de la gran Señora estaba paradójicamente atada (para su disgusto y el mío), nada más entrar me han colocado una pegatina con un numerito, como si aquello fuera la fiesta de los mensajes del Aire (siempre los mismos juegos aburridos que sólo anticipan sesiones eternas y aburridas de vanilla sex). Cualquier colega del Eagle se hubiera descojonado ahí mismo, a mí no me ha hecho ninguna gracia.

Y allí jugar jugar, lo que se dice jugar no jugaba nadie (hablo de jugar en serio). Porque ¿quién se va a poner a jugar en esa tesitura? No cabe un alfiler, la gente no va vestida adecuadamente (la importancia del código se hace patente precísamente cuando falta, las camisetas de las supernenas no son nada kinky), y a vista general, nadie o casi nadie ha estado antes en algo similar a una play party.

No he tenido paciencia para esperar si algo interesante sucedía. Con estas cosas que me tocan tanto las narices nunca la he tenido ni la tendré.

Ya no estoy para estos juegos, echo de menos algo auténtico, algo que no sea una mera fachada cañera, a mis chicos furiosos y sencillos, un cuarto oscuro que suene a algo... Cuando el leatherón que llevo dentro se me pone melancólico no me aguanto ni yo.
(foto realizada por Elena Pérez)