Hoy, rodeada de kaos, muerte y destrucción, me vi urgida a tomar dos decisiones muy importantes. Dicen que no se debe decidir nada cuando hay eclipses o tormentas, pero pues yo ya estoy medio mayor para que las supercherías me dominen. Solo estoy tan cansada que se me agotó la paciencia, y para dormir tranquila de nuevo me tuve que poner a decidir... Hay gente que se echa una o dos clonas, yo prefiero echarme las cartas y un último trago.
La luna llena sobre la baraja ayudó mucho, iluminó mi pensamiento, mis intenciones. Y siento que el tarot nunca había sido tan brutalmente explícito conmigo como en esta ocasión.
La primera carta responde a mi actitud necesaria frente al conflicto: El Diablo me lo va a poner más sencillo de lo que creía. No hay nada lo suficientemente firme o poderoso que no haya yo derribado en el pasado con su bella compañía.
Y frente a la oportunidad de amor que se me presentó en la vida, me regaló La Templanza. No hay mucho más que decir ni interpretar. Solo decidí lo que me conviene y lo que el universo me dicta una vez más: saca la basura, abraza lo bueno.
De las consecuencias de mis decisiones no estoy preocupada, como no se preocupa quien sabe como vivir, vencer y ser feliz.
Axé.