martes, 12 de febrero de 2008
Censura vergonzosa
Hay muchas clases de censura y también hay muchos motivos que conducen a ella. Una de las versiones más patéticas y dolorosas es cuando se produce dentro de los círculos "alternativos" y, en teoría, liberados de ese tipo de prácticas fascistas que esos mismos círculos tratan de combatir.
Un claro ejemplo es lo que ha sucedido en La Revoltosa, un CSOA que tuvo la brillante idea de ceder una de sus paredes para realizar arte colectivo. Aquí podéis ver el resultado artístico, y aquí lo que le sucedió al arte tras pasar por la mano de unas retrasadas mentales que decidieron que el mural era sexista y "patriarcal" y en lugar de hablarlo o comunicar su opinión a lxs autorxs, decidieron estampar sus inmundicias sobre el arte mismo.
Frases como "la dibujante no me deja abortar" o "¿por qué decimos queer si queremos decir patriarcal?" son señal de tan escasas miras tanto inetelectuales como sociales, que me dan ganas de vomitar. Afortunadamente nadie en sus cabales podría asociar estas intervenciones descerebradas con ninguna clase de feminismo, porque el feminismo no es eso, no es un quejarse descabelladamente de todo aquello que individualmente nos hiere (por vete tú a saber qué clase de represiones internas o traumas), sino luchar por cambiar cosas REALES que nos afectan REALMENTE en nuestro desarrollo como mujeres.
En realidad, radicalismos de este tipo los podemos encontrar en todas las ideas políticas. Y las personas que han realizado esas intervenciones (en nombre de un feminismo mal aprehendido) lo mismo podrían haber estado en un grupo neonazi o en el Opus Dei, porque lo que necesitan es soltar rabia contenida y no han tenido el seso para hacerlo de una forma positiva.
Quizás no sea su culpa, finalmente la sociedad nos convierte en monstruxs. Lo que pasa es que algunxs monstruxs dedicamos nuestra rabia a producir, y otrxs, a destruir. Ojalá a sus madres sí las hubieran dejado abortar.
Qué penita.
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